domingo, 15 de noviembre de 2020

TARTESSOS

TARTESSOS

"Tarteso es una zona geográfica aludida por los griegos cuando ese territorio ya se había conformado con elementos indígenas y colonizadores; sólo entonces podemos hablar de los "Tartesios", gentes que vivían en ese territorio, independientemente de su origen, cultura y estatus social"




Tartessos fue el nombre por el que los griegos conocían a la que creyeron primera civilización de Occidente. Fue el primer estado organizado que se formó en la Península Ibérica, hacia finales del segundo milenio antes de Cristo, y que adquirió una extraordinaria personalidad política y cultural.

Los tartesos fueron los primeros hispánicos que se relacionaron con los pueblos históricos civilizados del Mediterráneo oriental, llegados al litoral peninsular con propósitos de tráfico mercantil. Por ello y por su riqueza minera, Tartessos alcanzó inmenso poderío.

UBICACIÓN Y PERIODO HISTÓRICO

Estaba situado en una región bañada por el entonces río "Tartessos". Este río fue llamado posteriormente "Betis" por los romanos y "Guadalquivir" por los musulmanes:

Con este nombre, por tanto, identificaban a un reino, al río que lo cruzaba y a la capital del reino situado en la desembocadura del mismo:

Eforos escribe que la capital Tartessos estaba a dos días de viaje (1.000 estadios) de las columnas de Hércules (Gibraltar). Desde Gibraltar a la actual desembocadura del Guadalquivir hay 900 estadios.

A pesar numerosas descripciones pormenorizadas, la capital de Tartessos aún no se ha encontrado, ya que la geografía de la zona ha cambiado mucho en estos 3000 años. La desembocadura oriental es la única que hoy existe en la provincia de Cádiz, pero era entonces mucho más ancha que hoy. La desembocadura occidental no existe, pero se considera situada entre de la actual Matalascañas y Huelva, zona donde hoy sólo queda una cadena de lagunas como recuerdo. Entre estos dos brazos había una gran laguna y al menos una isla donde estaría situada la legendaria ciudad. Ni la laguna ni la isla existen, todo ello es un territorio de marismas en la actual Doñana o en algún lugar de la Costa de la Luz. Prospecciones en Doñana han detectado dos catástrofes naturales (o tsunamis) que provocaron el hundimiento de lo que pudieron ser islas o territorios secos, uno alrededor del 1500 a.C. y otro en el s. II d.C. 

En cualquier caso, Tartessos era una sociedad muy urbana con numerosas ciudades a lo largo de la ribera del Guadalquivir. De las ciudades tartesas que hoy se conocen podemos citar algunas como Onuba (Huelva) y en su provincia Escacena del Campo donde se han encontrado los más importantes hallazgos sobre esta civilización. En las provincias de Cádiz (Turtha, hoy en el Puerto de Santa María), de Sevilla (Urso, hoy Osuna) y Etibirge (hoy Elvira en Granada) .

A modo anecdótico podemos mencionar una cita de Posidonio que afirma que los tartesios eran “ampulosos y de genio alegre”, algo que curiosamente encaja hoy con el carácter de los habitantes de estas zonas.

A partir de las excavaciones arqueológicas se ha dividido la cultura tartésica en dos periodos:

- Geométrico, que coincide con el bronce final y abarca desde el 1200 al 750 a.C.

- Orientalizante, que es cuando la cultura tartésica se empapa de elementos orientales provenientes principalmente de los contactos con fenicios y griegos y que coincide con la I Edad del Hierro y abarca desde el año 750-550 a.C.

ORIGEN

Las raíces de Tartessos han de buscarse en la Edad de Bronce. Posteriormente esa sociedad vivió un choque cultural al encontrarse con poblaciones de Mediterráneo oriental más avanzadas tecnológicamente y que ya conocían la escritura. Así es como se inicia el periodo que los prehistoriadores llaman primera Edad de Hierro. Con el asentamiento de los fenicios en la periferia de su territorio, Tartessos encontró la prosperidad que lo convirtió en el pueblo de referencia de Occidente. Incorporó las innovaciones tecnológicas, sociales y económicas que llegaron desde el este de su propia cultura y mantuvo con los colonizadores relaciones estables y continuadas, con lo que ambas sociedades acabaron por influirse mutuamente.

Tartessos fue por lo tanto una civilización resultado de la interacción entre poblaciones e influencias diferentes. Los influjos fenicios se entremezclaron con un sustrato indígena dando lugar a una sociedad original y con características propias.

Algunos de los historiadores y arqueólogos creen que debe llamarse y considerarse Tartessos también a esas raíces precoloniales de la Edad de Bronce final (corriente indigenista) mientras que otra sección de investigación no considera a los tartesios como pueblo (corriente colonialista), hasta que los fenicios no aparecieron en sus costas y los contactos y relaciones entre ambas civilizaciones se hicieron constantes. Es un debate abierto en el que difícilmente se llegará a un acuerdo.

Pero la que con más evidencia se defiende es la postura evolucionista basada en la llegada de los fenicios y griegos, pero para interactuar comercialmente con los indígenas y conformar la supuesta sociedad tartésica. A través de estos contactos las élites locales introducirían estas nuevas costumbres, adaptándolas a la idiosincrasia a la población autóctona

CRONOLOGÍA

1.     Bronce Tardío (1200 a.C – 900 a.C)

Los primeros poblados tartésicos datan de esta etapa final del Bronce. Están compuestos por casas de planta ovalada o circular, construidos sin una organización espacial definida. Se situaban en lugares estratégicos donde dominaban los caminos terrestres y los recursos agrícolas y mineros de la región. 

·     2.     Etapa protoorientalizante (900 a.C – 700 a. C)

Este período se define arqueológicamente por la cerámica bruñida y con una población que sigue siendo eminentemente ganadera, relegando a la agricultura a un papel secundario. La estructura social en estos momentos es propia de los pueblos de la Edad de Bronce peninsular, con unos grupos divididos en clanes y linajes que se unen por relaciones de parentesco. No existe, por lo tanto, una importante diferenciación social tanto a nivel productivo como en las tareas de Gobierno. En este sentido, los objetos de bronce, plata y oro que denotan una cierta estratificación son exclusivamente ornamentales, fruto de un trabajo metalúrgico poco especializado y de carácter estacional que permite combinarlo con el trabajo en el sector agropecuario. El mineral se explotará en pequeños pozos de una profundidad escasa, utilizando unos martillos de piedra para moldear y triturar el metal.

Es en estos momentos cuando empiezan a detectarse los cambios producidos por la presencia de unas pequeñas comunidades fenicias asentadas cerca de los pueblos tartésico. Estos cambios se producen de forma gradual, en un principio mediante el intercambio de regalos con los que los comerciantes y colonos semitas consiguieron ganarse la confianza de unos dirigentes locales que desde este momento querrán situarse en la órbita de unos grupos mucho más evolucionados que ellos. La alianza entre las élites nativas y los pueblos colonizadores quedó sellada mediante la unión en matrimonios mixtos que reforzaron el prestigio de los primeros y el acceso a una enorme cantidad de recursos para los segundos.

De esta manera, los dirigentes locales pudieron hacerse con unos objetos inaccesibles para el resto de la población autóctona penínsular, y empezaron a hacer ostentación de una riqueza con la que se empieza a vislumbrar el nacimiento de una sociedad más jerarquizada.

A finales de este período se produce la irrupción en la región de gentes procedentes del norte, del área céltica, ocupando las regiones mineras e introduciendo nuevos tipos cerámicos con la decoración incisa y técnicas constructivas que se van a reflejar en nuevos tipos de viviendas.

 3.     Etapa orientalizante (700 a.C – 650 a.C)

Entre los años 750 y 600 a.C, ya en la Edad de Hierro, entramos de lleno en el considerado como período orientalizante puro, con unas colonias fenicias consolidadas y dueñas de los mercados peninsulares, cuya influencia se traduce en la introducción de unas innovaciones técnicas y culturales decisivas, como la escritura o el torno cerámico. El estilo de vida de las clases más privilegiadas de la sociedad tartesia, caracterizado por la ostentación proporcionada por el uso de una serie de objetos de tipo orientalizante, se va a difundir progresivamente por todo el sur peninsular, al mismo tiempo que se detecta un importante aumento demográfico y una reorganización de una población cada vez más concentrada en núcleos que podríamos considerar urbanos. Los cambios se detectan en elementos comunes tales como la cerámica y las técnicas constructivas, evidenciando importantes transformaciones sociales.

Coincide con el apogeo socio-cultural la construcción de murallas en algunos poblados como Tejada la Vieja. La fundación de los enclaves comerciales fenicios provocó un proceso de aculturación y adopción de técnicas como el torno de alfarero, las técnicas de filigrana y granulado en orfebrería así como el gusto por los modelos suntuarios orientales. También en el mundo funerario se impuso la incineración sobre la inhumación.

 

4.     Etapa tardía (650 a.C – 500 a.C)

Caracterizada por el reinado del único monarca histórico: Argantonio. Sobre el año 600 a.C, los griegos focenses establecen colonias en Andalucía, como evidencia la numerosa presencia de objetos griegos en la cultura tartésica. Con el avance de los persas sobre las ciudades griegas de Asia, Argantonio invitó a los focenses a asentarse en su reino definitivamente. Estos rechazaron su oferta, por lo que les dio 1.500 kilos de plata para ayudar en la fortificación de su ciudad que, finalmente cayó. En la batalla de Alalia (535 a. CCórcega) los griegos fueron derrotados por una coalición formada por cartagineses y etruscos, por lo que Tartessos se quedó sin un importante aliado comercial.

A finales del siglo VII a. C. y coincidiendo con la llegada de las primeras cerámicas griegas, en la región de Huelva se redujo la producción de plata y se abandonaron los centros metalúrgicos. En la segunda mitad del siguiente siglo Huelva entró en decadencia, mientras las murallas de Tejada fueron reforzadas. El comercio y las importaciones fenicias se redujeron drásticamente, desapareciendo las tumbas principescas del valle del Guadalquivir.

VIVIENDA Y URBANISMO

 El contacto con los fenicios se tradujo en el inmediato cambio de las pautas urbanísticas.

El tipo de vivienda más habitual durante el Bronce andaluz fue la de tipo circular u ovalada, pero el influjo de estos pueblos colonizadores, al igual que la llegada de gentes procedentes de la Meseta central, supuso la progresiva utilización de los ángulos rectos en la construcción.

A los tartesios de época orientalizante los tenemos habitando en unas pequeñas casas, casi todas rectangulares, erigidas sobre un zócalo de piedras y con paredes de adobe. Las techumbres eran muy rudimentarias, con vigas de madera y ramas entrelazadas consiguiéndose la impermeabilización aplicando una simple capa de barro. Los suelos de estas viviendas, no son menos austeros, ya que predominaba la tierra batida pudiéndose localizar en su interior un hogar en el que se cocinaba y que funcionaba como un espacio en donde se centralizaban las relaciones básica de las familias tartesia.

Junto a estas edificaciones domésticas, que podían llegar a contar con algún tipo de habitación destinada al trabajo del metal, encontramos otras estructuras con funciones económicas, como pequeños talleres artesanales y hornos cerámicos, igualmente básicos.

En estos enclaves, los hombres y mujeres tartésicos también podían encontrar edificaciones algo más suntuosas, de mayor tamaño e interpretadas por los arqueólogos como santuarios y palacios, representativos del poder ascendente de los grupos privilegiados que poco a poco se van a diferenciar de sus vecinos gracias a las riquezas que les proporciona el comercio cada vez más intenso con esos lejanos pueblos del Mediterráneo oriental.

Todas esas estructuras se agrupaban en unos poblados cada vez más grandes y densamente poblados, y a pesar de no poder hablar aún de un auténtico urbanismo, entendido como una planificación del espacio, los edificios domésticos y las áreas de trabajo aparecen cada vez más ordenados a lo largo de las calles de estas incipientes ciudades.

Los tartesios en este periodo eligieron para vivir emplazamientos similares a la época anterior: cerca de las zonas mineras, en las tierras fértiles, controlando las vías de comunicación o cerca de la costa y en todos los casos, cerca del agua.

Desde el siglo VIII a. C los sistemas defensivos, por ejemplo las murallas, se hicieron cada vez más frecuentes. La presencia de fortificaciones era un rasgo que indicaba preponderancia y superioridad y tenía que ver con la aparición de nuevos tipos de arquitectura propiciada por la colonización fenicia. Tejada la Vieja o Niebla, ambas en Huelva, son dos ejemplos de muralla tartésica.

ECONOMÍA Y COMERCIO

El esplendor económico y cultural de esta civilización se debía a su gran riqueza en recursos naturales (agricultura, ganadería, pesca y minería) y a sus relaciones comerciales con los pueblos del Mediterráneo (en Europa y África).

Una parte importante de la economía de tartessos era la minería. Varios eran los metales explotados en la zona durante el periodo orientalizante y en algunos casos se observa una continuidad con las etapas precedentes. La explotación del cobre se venía realizando desde milenios atrás. A partir de la Edad de Bronce, cobró importancia el estaño, pues cuando se añade este metal al cobre, se obtiene bronce. La plata es otro de los minerales característicos, aunque se explotaba también con anterioridad, es durante el periodo orientalizante cuando su producción aumenta de manera notable y se convierte en el principal metal. Se encontraba fundamentamente en Huelva y curso alto del Guadalquivir. El oro, el otro metal noble, era conocido desde muy antiguo. Abundaban en los ríos del Sur y Oeste peninsular. El bateo resultaba la mejor táctica para obtenerlo. Por último, es obligatorio mencionar el hierro. Fueron los fenicios los responsables de su generalización en el ámbito tartésico y con él se entraba a partir del siglo VIII a.C en una nueva etapa de la historia: la Edad de Hierro

Los centros metalúrgicos no solo estaban cerca de las áreas mineras, sino que aparecen repartidos por todo el territorio. La principal zona minera tartésica está situada en la actual provincia de Huelva, y dentro de ella destaca el conjunto minero de Rio Tinto.

El tipo de explotación más habitual está caracterizado por yacimientos situados en superficie con escasa profundidad y en ocasiones, con una serie de pozos situados a lo largo de la veta del mineral. Los trabajadores debían desplazarse a hasta estos yacimientos y abrían galerías poco profundas, utilizando martillos de piedra y picos. Posteriormente podían fundir el metal en la misma boca de la mina, aunque hay numerosos ejemplos de auténticos poblados mineros como el Cerro de Salomón o Tejada la Vieja (Huelva). En estos casos los tartesios pudieron transportar el metal hasta estos poblados para fundirlos en unos hornos que se han localizado en el interior de algunas viviendas. Los hornos domésticos eran simples hoyos abiertos en el suelo, con las paredes cubiertas de arcilla, que alcanzaban altas temperaturas.

Por otra parte, Gadir era el puerto desde el cual los fenicios desarrollaban el comercio internacional, incluido el de metales, que en forma de materia prima, se dirigía de Tartessos a Fenicia y a la ciudad de Tiro .

La agricultura, la ganadería y la pesca eran también muy importantes. El paisaje agrario estaba dominado por pequeños campos de cultivo y ricas huertas situadas en las riberas del río Guadalquivir, donde los agricultores tartesios cultivaban cereales, hortalizas, frutales y leguminosas. Con la llegada de los fenicios se introducen nuevos cultivos como el almendro, la vid y el olivo. Estos últimos parecen existir con anterioridad a la llegada de los colonizadores, pero en menor escala y sin someterlos a un proceso de elaboración como se llevó a cabo a partir de entonces para elaborar vino y aceite, con un gran valor para la comercialización.

La actividad ganadera fue igualmente importante, siendo habitual la presencia de enormes rebaños de toros, vacas, ovejas, cabras, cerdos, équidos, predominantes en zonas de montaña como Sierra Morena. Los tartesios no solo criaron estos animales para la obtención de carne, sino también porque de ellos extraían otros productos secundarios como la lana y la leche, mientras tenemos constatada la utilización de estos animales en tareas agrícolas como medio de tracción y de transporte.

En cuanto a la pesca, esta tiene una especial relevancia, y aunque algunos historiadores aseguren que fue una ocupación fundamental de los colonizadores, parece demostrada la participación de la población autóctona en dichas actividades, especialmente en la industria de los salazones, de larga tradición andaluza. Los pueblos autóctonos del sur peninsular contaban con un medio favorable para garantizar su propia subsistencia, más aún cuando lograron complementar su alimentación recurriendo a la caza de animales como el ciervo o el conejo.

Todas estas actividades ocupaban a la mayor parte de la población tartesia, pero una buena parte de su tiempo la tuvieron que dedicar a la producción artesanal de manufacturas necesarias para satisfacer sus necesidades domésticas, debido a que la mayor parte de las familias campesinas y ganaderas no fueron capaces de generar un excedente necesario para acceder a los productos de importación. Poco a poco la introducción de ciertas innovaciones tecnológicas, como el torno alfarero, hizo que el trabajo artesanal fuese más refinado, obligando a un grupo más especializado a realizar estas labores, convirtiéndose en especialistas a tiempo completo, dejando definitivamente su trabajo en el campo para subsistir mediante el intercambio de sus productos por alimentos. En los poblados tartesios comenzaron a desarrollarse nuevos oficios, cada uno con unas técnicas precisas para la obtención de un producto de alta calidad, destacando la importancia de la cerámica, la metalistería y la orfebrería.

El comercio con los fenicios e incluso con otros pueblos del Mediterráneo, ya sea de manera directa o indirecta es una de las principales actividades dentro de la economía tartésica. Artesanía y comercio, sin ser la base de sustentación de Tartessos, fueron parte activa en el cambio social, político y económico que vivió esta civilización a lo largo del período orientalizante. A través de estas transacciones, se mantuvo una relación constante entre 2 sociedades (tiros y tartesios) radicalmente distintas y que se influyeron mutuamente

Las rutas comerciales fueron un factor clave para la economía tartésica. Sus barcos navegaban por el Atlántico hasta las actuales islas británicas y remontaban una buena parte del curso de los ríos Tartessos (Guadalquivir) y Anas (Guadiana). Utilizaban asimismo rutas terrestres que llegaban al Tajo y al centro de la meseta. Por todas ellas circulaban los lingotes metálicos, de forma rectangular, que después se exportaban al Oriente Próximo a través de los mercaderes fenicios y griegos. Los principales beneficiarios de este comercio fueron estos mismos mercaderes, pero también las élites locales, que fomentaron el proceso de aculturación y el aumento de la jerarquización social, bien representados ambos en las tumbas principescas de la necrópolis de La Joya. A cambio de los metales, recibieron joyas, ungüentos, aceite y vino, así como telas y otros productos manufacturados. Este trueque fue muy importante, ya que facilitó el intercambio de aspectos culturales y religiosos.

Importantes socios comerciales fueron los fenicios que en el s. VIII a.C. establecieron factorías comerciales en las costas, dentro del territorio de Tartessos, como eran Gadir (Cádiz), Abdera (Almería) y Sexi (Almuñécar). También los griegos mantuvieron relaciones comerciales con Tartessos.

Eforo, Aristófanes y Estrabón citan a Tartessos como tierra rica en recursos marinos y terrestres y centro de contratación de plata y metales.

Según Estrabón, los tartesos construyeron también obras de ingeniería para regular y aprovechar el caudal del río (Guadalquivir); asimismo asegura que existían a orillas del río gran número de ciudades ricas y florecientes.

SOCIEDAD TARTESIA

La sociedad tartésica prefenicia sería de carácter tribal, es decir, que ya había una cierta diferenciación social en torno a ciertos personajes de mayor estatus, sin que la complejidad social fuese acusada.

En una tribu existiría un cabecilla que lideraba el grupo. No tendría un poder importante ni absoluto, pero sí cierta autoridad en la toma de decisiones del grupo y la sociedad sería bastante igualitaria. En esta sociedad, los lazos de parentesco eran muy importantes. Los asentamientos no se encontraban jerarquizados, lo que significa que eran bastante independientes entre sí. La sucesión de líderes no sería hereditaria, sino que estaría basada en las aptitudes personales. Otros investigadores se decantan más bien por una organización social de Jefatura incipiente. En esta organización de Jefatura, el jefe tendría un poder limitado y podría utilizar su influencia para favorecer a sus partidarios.

El trato con la sociedad fenicia influyó en Tartessos e hizo que su estructura social fuera más compleja, con una división entre diferentes sectores de la población cada vez más marcada. Sólo a partir de la colonización fenicia evolucionó la sociedad tartésica hacia formas más jerarquizadas.

La estructura social tartésica durante la etapa orientalizante, se encontraba gobernada por un monarca. Argantonio es el único nombre del Rey histórico que las fuentes clásicas nos han permitido conocer. Sobre la naturaleza de la Monarquía tartésica es muy poco lo que sabemos. Herodoto compara al rey Argantonio con la tiranía de Pisístrato o Polícrates de Samos. No debemos entender la tiranía desde un punto de vista despectivo, sino como una forma de gobierno en la que el tirano adquiere poder y prestigio gracias a la riqueza obtenida por el comercio, Los registros arqueológicos que nos han llegado, nos permiten asegurar que existía una élite que era la consumidora de objetos de lujo y la que se hacía enterrar con ajuáres más suntuosos.

Tartessos estuvo gobernado por varios reyes, cuya riqueza se visualiza gracias al hallazgo de impresionantes ajuares y tesoros. A pesar de que estos monarcas debían tener poderes absolutos, no parece clara la existencia de un carácter sagrado de la monarquía tartésica, algo que coincide con lo que ocurre en Fenicia y en la ciudades de Tiro, Sidón y Biblos. Tampoco los reyezuelos parecen tener funciones sacerdotales, aunque es probable que tras su muerte fuesen proclamados héroes e incluso recibiesen culto.

Por debajo de estos reyes tendríamos una pequeña nobleza, similar a la que encontramos en Tiro, en donde una oligarquía mercantil se terminó convirtiendo en los principales consejeros del monarca e incluso en un consejo de ancianos con poderes consultivos y asesorar a los reyes. Su riqueza fue incrementándose con el paso del tiempo gracias a los beneficios proporcionados por las relaciones comerciales con los pueblos colonizadores, hasta configurar una auténtica sociedad de clases, con una gran diferencia de riqueza, constatable en el registro arqueológico y especialmente en el de ámbito funerario.

Tal vez podamos hablar de ciertos sectores como los artesanos o incluso los comerciantes, que pudieron tener ciertos privilegios en la sociedad, debido al tipo de labor que desarrollaban.

El resto de la población estaba integrada por quienes mantenían con su trabajo toda la estructura del aparato político social. Eran campesinos agricultores y ganaderos.

RELIGIÓN TARTÉSSICA

Se desconoce las manifestaciones religiosas en el suroeste de la península durante la Edad de Bronce Final. Las hipótesis son varias y es fácil suponer que sus ritos no dejarían vestigios. Sus rituales pudieron ser de tipo animista, en directa comunicación con la naturaleza. No necesitarían en este caso un edificio diferenciado del resto del del poblado para realizarlos. Y en caso de que los rituales religiosos fueran realizados bajo una construcción, esta pudo ser demasiado similar a las estructuras de habitaciones, de vivienda cotidiana.

La escasez de tumbas datadas durante los albores del primer milenio antes de nuestra era hizo que los arqueólogos interpretas en las famosas “Estelas de Guerrero” y los depósitos de armas en entornos acuáticos como un reflejo de prácticas funerarias que no dejaron huellas, un hecho habitual en la fachada atlántica europea durante esta etapa, y que supone el abandono de los restos de los difunto en el agua, acompañados por un ajuar de objetos predominantemente de bronce que habrían sido utilizados por el fallecido en el mundo del más allá, siendo esta una evidencia sobre la creencia en la resurrección después de la muerte entre los primeros tartesios. Depósitos funerarias de este tipo se han documentado en la ría de Huelva y en el río Genil, mientras que para las Estelas de Guerrero aún pervive la polémica sobre su vinculación al mundo funerario o su interpretación como hitos de referencia situados en zonas de paso y rutas ganaderas y comerciales.

En el período orientalizante esta situación cambió radicalmente. En Tartessos se vivió una transformación dentro de su religión y su ritual funerario que no hubiese sido posible si no se hubieran producido con anterioridad una influencia y un cambio en el plano ideológico y a otros niveles. Está relacionado con la aparición de necrópolis asociadas a poblados estables, por lo que el número de tumbas durante este período se multiplica exponencialmente. En términos generales, estos sitios de enterramiento se solían ubicar en zonas altas y aisladas, pero relativamente cercana a los lugares de habitación, realzando la separación física entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Una de las necrópolis que más información nos ha proporcionado para el siglo VII a.C la encontramos en el yacimiento de la Joya, en la ciudad de Huelva, en donde aparecen compartiendo espacio dos rituales de enterramiento distintos: los de inhumación e incineración.

Lógicamente, el tipo de sepultura no era igual para los grupos privilegiados como para el resto de la población, la cual se hacía enterrar en tumbas mucho más simples, a partir de un ritual de cremación para después situar los restos del difunto en unas urnas depositadas en hoyos con poca profundidad y ajuares más modestos.

El ritual funeral funerario practicado por los Tartessos durante su época de mayor esplendor consistía en lo siguiente: tras la muerte del individuo se llevaba a cabo unos ritos en los que se en los que participaba toda la comunidad. Estos actos se consideraban necesarios para que el difunto pudiese realizar con éxito el largo viaje que le esperaba hasta llegar a la otra vida. Para ello era necesario que el fallecido tuviese a mano todos los elementos que necesitaría en el más allá, razón por la cual se han encontrado utensilios de uso personal entre los ajuares de las tumbas. Durante el ceremonial funerario se utilizaron perfumes. La utilización de este tipo de perfumes estaba relacionada con el culto a la diosa Astarté, una de las principales divinidades del panteón fenicio y posteriormente tarteso. También se le ofrecían a estas divinidades libaciones o derramamiento de líquidos, ya que con ello se pretendía ayudar al espíritu del difunto a encontrar su camino para acceder a la resurrección.

El hallazgo de huesos de animales junto a las tumbas nos indica, por otra parte, la posible utilización de estos alimentos por parte del difunto en la otra vida para cubrir sus necesidades básicas, pero también nos puede indicar la existencia de banquetes rituales funerarios, muy extendidos entre los fenicios y posteriormente entre los tartesios, para celebrar el acceso a ese desconocido mundo situado detrás de la muerte .

Los santuarios eran lugares de culto. Cuando llegaron a las costas del sur peninsular, los fenicios erigieron numerosos santuarios para reforzar la legitimidad de unas relaciones comerciales, que en términos generales se llevaron a cabo auspiciadas por estos dioses protectores procedentes de la otra orilla del Mediterráneo. El santuario aporta un marco físico donde realizar las transacciones con seguridad, pero además la presencia de los dioses y los juramentos delante del altar, certifican el cumplimiento de los tratos. Asimismo, el templo hace las veces de tesorería y banco al contar con el tesoro del templo como garantía. Ejemplos de estos santuarios está el de Carambolo, Coria del Río y Cancho Roano.

El panteón tartesio. La naturaleza de los dioses es una mezcla de elementos autóctonos y fenicios. Esta mezcolanza de elementos religiosos se llevó a cabo entre unos pueblos típicos de la Edad del Bronce penínsular, con un tipo de creencias de tipo animista y con dioses relacionados con los elementos de la naturaleza, y por otra parte con los colonizadores orientales, poseedores de unas estructuras religiosas y una concepción del mundo de lo sobrenatural mucho más elaborada.

Los fenicios, especialmente los habitantes de Tiro, adoraban a Melkart, identificado posteriormente con Heracles por los griegos. Esta era una divinidad solar a la que se le ofrecían sacrificios cruentos: bóvidos, corderos y cerdos e incruentos: cereales, leche o aceite. Melkart era también un Dios protector de la navegación y una vez al año se les rendía culto con la celebración de una festividad para conmemorar su resurrección. Cuando llegaron a la península Ibérica, los Tirios fundaron la colonia de Gadir y una de sus primeras actuaciones fue edificar el gran templo dedicado al Dios Melkart, la más importante infraestructura religiosa de la región, utilizada con la finalidad de afianzar las relaciones comerciales con los tartesios.

La otra divinidad importante era Astarté asociada a la afrodita helénica, una diosa de la fertilidad a la que se le rendía culto en diversos santuarios situados en la costa peninsular.

GOBIERNO

La forma de gobierno de Tartessos era la monarquía con sede en una capital desde la que controlaba todo el territorio. Es posible que los fenicios propiciaran la concentración del poder en un rey, ya que de esta manera les resultaba más fácil establecer intercambios comerciales. Se puede dividir la monarquía de Tartessos en dos grandes grupos: los reyes mitológicos y los reyes históricos.

Argantonio es el único rey del que se tienen referencias históricas. Heródoto escribe sobre el rey Argantonio (“Hombre de plata”) último rey de Tartessos que reinó entre los años 630-550 a.C. En estos escritos menciona su incontable riqueza, sabiduría y generosidad y escribe sobre sus amigables relaciones con los griegos focenses. Cuando la expansión del imperio persa amenazaba las ciudades jonias de la costa occidental del Asia Menor, Argantonio llega a proponerles (a mediados del siglo VI a.C.) que abandonen dicha costa y se establezcan dentro de su territorio. Los focenses no aceptaron el ofrecimiento, no obstante si aceptaron 1500 kilos de plata que Argantonio les envió con objeto de reforzar las murallas de Focea, su capital en la actual Turquía.

De los Reyes mitológicos podemos citar a:

·      Gerión. Primer Rey mitológico de Tartessos. Era un gigante con 3 cabezas y 3 cuerpos unidos por un único vientre. Nacido en las fuentes del río Tartesso, un lugar rico en plata y bendecido por la naturaleza. Gran caudillo que vivía de las inmensas riquezas extraídas de sus minas y de su formidable rebaño de bueyes.

·     Norax: nieto de Gerión e hijo de Eritea, conquistó el Sur de Cerdeña, donde fundó la ciudad de Nora.

·   Gárgoris: primer rey de la segunda dinastía mitológica tartésica. Inventó la apicultura y el comercio.

·     Habis. Hijo bastardo de Gárgoris, fruto del incesto con su hija. Descubrió la agricultura, atando dos bueyes a un arado. Formuló las primeras leyes, dividió la sociedad en 7 clases y prohibió el trabajo a los nobles. Bajo su reinado se establece un sistema social en que unos pocos viven a costa del trabajo y miseria de una mayoría pobre. Cuentan que dividió el reino en siete ciudades.

 ARTE TARTÉSICO

Podemos distinguir dos etapas bien diferenciadas, la geométrica que coincide con el bronce final y se extiende desde el 1000 a.C hasta el s. VIII a.C y la orientalizante, momento en el que se produce la colonización fenicia. Se distinguen, por tanto, dos fases en el arte tartésico.

Periodo Geométrico. Sus características son muy modestas.


a)  Arquitectura Los asentamientos, sin planificación urbana, son poblados de pequeñas cabañas de planta circular, realizadas en barro y con elementos leñosos en los tejados.

Las construcciones de más envergadura, principalmente amurallamientos, se detectan a finales de este periodo, en el siglo VIII. Es el caso de la muralla de Carmona (Sevilla) o las de Tejada la Vieja (Escacena del Campo, Huelva), formadas por dos muros de piedra sin labrar y con relleno de piedras y arena.

b)     Cerámica La cerámica es una de las principales manifestaciones artísticas de este momento. Suele realizarse a mano y con torno lento de alfarero. Encontramos dos tipos diferentes:

·  Una oscura con motivos bruñidos. Predominan los cuencos y los carretes para soporte de vasos de fondo curvo. Estos últimos son una producción muy característica con forma de diávolo. Normalmente son de color grisáceo o pardo y el bruñido, que se da fundamentalmente en el exterior, da a los objetos un aspecto metálico.

       El Bruñido es una técnica decorativa que en alfarería consiste en frotar la superficie arcillosa de una pieza cerámica hasta conseguir una apariencia pulida y brillante, y cierta suavidad táctil.​ Usado desde el Bronce Final como técnica de acabado, puede encontrarse en muy diferentes culturas de la Antigüedad.


·      Otra, conocida como la El Carambolo, con decoración pintada. El repertorio formal de la cerámica pintada es más rico. A los tipos habituales de la anterior añade otros nuevos, como los vasos grandes y cerrados. La decoración, también en el exterior, se realiza a base de motivos pintados en rojo sobre el color ocre o el anaranjado del fondo.


En ambos casos, la ornamentación es de carácter estrictamente geométrico, incluyéndose de vez en cuando figuras vegetales o animales estilizados.


c)       Estelas funerarias

Las estelas funerarias son otro de los elementos típicos de este periodo. Son monumentos hechos en rocas duras, sin tratar y se grababan eligiendo la superficie más apropiada para la representación. Se caracteriza por la rudeza de la talla, el geometrismo y el esquematismo de sus imágenes.

Se clasifican en tres tipos.

1.   El más sencillo es el que presenta como motivo central un escudo redondo con corte angular flanqueado por una lanza y espada.

Estela de Guerrero de Brozas

2.    El segundo tipo es una variante del anterior, resultado de añadir otros elementos como cascos, arcos, flechas o un carro de guerra.

3.  En el tercer tipo, aparece la presencia de la figura humana. Cuando esto sucede, la figura ocupa el lugar donde se sitúa el escudo y junto a la figura humana se representan los mismos elementos anteriores.

Cabeza del Buey I

El ejemplo más destacado lo tenemos en la estela de Ategua, Córdoba.



Periodo orientalizante

A partir del siglo VIII a.C., la producción artística tartésica se empapa de elementos orientales provenientes la colonización de los fenicios. El geometrismo y la sobriedad de la primera etapa darán paso a un nuevo naturalismo oriental, hasta el punto de que resultará difícil distinguir las obras tartésicas de las fenicias.

a) Arquitectura

Las mejoras de los asentamientos tartésicos son evidentes tanto en los trazados urbanos como en la arquitectura doméstica, donde se sustituyen las anteriores cabañas de plantas redondeadas por otras rectangulares.

Este cambio es evidente en el poblado bajo del Carambolo, en el Cerro Macareno, en la Colina de los Quemados e incluso en Tejada la Vieja o en Puente de Tablas.

b) Cerámica

La cerámica experimenta importantes mejoras técnicas, como el engobe rojo o la decoración con motivos pintados orientalizantes. Se impone el torno rápido de alfarero frente a las anteriores hechas a mano o en torno lento, que permite un mejor acabado y unas paredes más finas.

Se añaden además nuevos repertorios con decoración figurada, animales fantásticos, o flores de papiro y loto.


A este tipo pertenece un gran recipiente hallado en Lora del Río (Sevilla), decorado con un friso de animales y con motivos florales limitados por bandas geométricas.



Artes suntuarias

Es en las artes suntuarias donde mejor se manifiesta el nivel alcanzado por Tartessos. Proliferan los objetos de lujo como las vasijas y los adornos de bronce, los productos de marfil o las joyas de metales preciosos.

Se han encontrado numerosos tesoros en las excavaciones de tumbas y poblados. Los más destacados son el tesoro de El Carambolo (Sevilla) o el de Aliseda (Cáceres).

El tesoro de la Aliseda está formado por gran cantidad de joyas de oro decoradas con filigrana y granulado, colgantes, collares, pendientes, brazaletes, una diadema y un cinturón.



En metal también elaboran y decoran bocados de caballo u otros elementos relacionados con la ganadería. De gran interés son el llamado bronce Carriazo y los del tipo del Berrueco.

El bronce Carriazo, hallado en Sevilla en un mercadillo de antigüedades en los años 50. La pieza podría corresponder a un bocado de caballo.


Se trata de una representación de la diosa fenicia Astarté, aunque con el peinado típico de la diosa egipcia Hathor, pero sin las orejas de vaca tan características de esta deidad.​ Astarté aparece representada en el bronce con túnica de mangas cortas ornada de lirios, y acompañada por dos torsos de aves cuyas alas se unen sobre la cabeza de la diosa.

La parte posterior se presenta lisa, a excepción de una gruesa anilla dispuesta en vertical a modo de asidero. De los siete agujeros situados en la parte inferior colgaban campanillas, tal y como se ha visto en otros arreos similares. En sus dos manos, la diosa porta dos sistros esquemáticos que se asemejan a dos copas o lotos.

Candelabros de Lebrija
Las piezas fueron encontradas en el mes de abril de 1923 en la finca llamada "Higueras del Pintado", en la localidad de Lebrija (Sevilla). Los candelabros están expuestos actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid que los adquirió en el año 1926. 
Datan del siglo VII a.C

Los candelabros o soportes para quemaperfúmenes son de oro y miden aproximadamente 70,3 cm de altura. Podrían haber sido utilizados en ceremonias religiosas y como objetos votivos por los pobladores de Tartessos. Probablemente se elaboraron en algún taller etrusco y podía haber llegado a Tartessos en algún intercambio comercial.




Tesoro El Carambolo

El tesoro del Carambolo es, sin duda, uno de los símbolos más emblemáticos de la arqueología de Tartessos. El hallazgo se produjo en 1958: un conjunto de 21 piezas áureas, con un peso total cercano a los 3 kg, que incluía brazaletes, placas ornamentales y un colgante. Apareció en el decurso de unas obras realizadas en la colina homónima de la localidad sevillana de Camas. El que por entonces se encargó de su estudio, Juan de Mata Carriazo, insistió en el carácter singular de las joyas, que inmediatamente interpretó como tartésicas, y realizó excavaciones en el lugar para tratar de determinar su contexto. Las evidencias no hicieron sino reafirmar su hipótesis de partida y, pronto, El Carambolo adquirió una fama que lo encumbró como la prueba más fehaciente de la existencia de una cultura autóctona con un carácter singular y un alto grado de desarrollo.


La historia del tesoro dio un vuelco inesperado varias décadas más tarde, cuando comenzó a pensarse que quizá El Carambolo fuera un santuario y no un poblado autóctono tartésico, y que acaso el supuesto “fondo de cabaña” donde fue hallado el tesoro, que Carriazo creía justificaba su origen indígena, no fuera sino un “bothros” una fosa ritual. Y, en efecto, las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento entre los años 2001 y 2005 lograron recuperar toda una serie de estructuras, materiales y niveles estratigráficos que confirmaban esta lectura. El punto de partida del enclave se situó en la segunda mitad del siglo IX a.C, y el presunto poblado tartésico pasó a ser interpretado como un complejo cultural de nueva planta, un santuario colonial fenicio que terminaba con el, hasta entonces, indiscutible indigenismo del lugar.

A la luz de estas evidencias, tampoco la interpretación sobre el uso del tesoro ha permanecido intacta. Frente a la tradicional propuesta, conocida a través de la famosa ilustración de un personaje de alto rango: rey o sacerdote, adornado con un ancho cinturón, pectorales, brazaletes y una corona dorada, que daba buena cuenta de la riqueza de las élites estratégicas, nuevas líneas de investigación han surgido  la posibilidad de que las joya se hubieran destinado a engalanar a una pareja de bóvidos: un toro y una vaca, dispuestos para su sacrificio en el santuario; Las claras analogías morfológicas entre las placas de oro, en forma de piel de toro extendida, terminadas en pezuñas y los altares apuntaban en dicho sentido, mientras que los dos brazaletes y el colgante habrían correspondido, en cambio, al servicio de ajuar del sacerdote oficiante encargado del rito.

Escritura tartésica

También conocida como escritura o inscripciones del suoeste peninsular. Consideremos a la lengua tartesia cómo uno de los grandes enigmas relacionados con esta civilización para varios motivos:

  • Estas inscripciones tartesias no se corresponden con los focos principales de esta cultura, ya que se encuentran en la región del Algarve (Portugal), si bien aparecen algunos fragmentos en la provincia de Huelva y Sevilla, e incluso en Badajoz y Cáceres.
  • No se puede precisar la cronología exacta de estas inscripciones existiendo discrepancias entre los investigadores. Las fechas propuestas para el inicio de esta escritura se mueven entre los siglos VII y VI a.C
  • Para conocer esta escritura tan solo contamos con unos pequeños grafitis sobre cerámica y algunas estelas algo más modernas.
  • La mayoría de los especialistas es de la opinión que la escritura reflejada proviene del fenicio, por vía de los contactos comerciales realizados con la población indígena. También existen algunas propuestas que abogan por su derivación del griego o incluso algunos detectan una conjugación entre el alfabeto fenicio y el silábico chipriota. Algunos investigadores (2012) abogan por la posibilidad de que el idioma tartesio, que se reflejaba en la escritura del sudoeste, fuera de origen Celta.

En cuanto a las características, estas escrituras del sudoeste tienen carácter semisilábico, es decir, algunos signos tienen valor alfabético y otros silábicos, lo que las convierte en excepcionales dentro de lo que es la norma para el resto de las escrituras en el Mediterráneo.

El soporte en el que aparecen es epigráfico, con unas estelas rectangulares u ovales, en cuya superficie se representa una inscripción que parte desde la esquina inferior derecha y continúa por el borde hasta la parte superior toma para bajar posteriormente por el borde izquierdo y volver sobre si en espiral.

Las estelas de guerrero

Las estelas de guerrero son losas de piedra en las que se representa de forma esquemática un personaje rodeado de sus armas (escudo, espada, lanza, casco, arco, coraza...), objetos de uso personal (carro, peines, espejos, instrumentos musicales, fíbulas1...) y otros elementos de difícil interpretación. En algunas ocasiones aparece una figura femenina con un tocado radial (estelas diademadas).

No se sabe con seguridad su función. La primera hipótesis es que son hitos o indicadores de enterramientos, es decir que son “estelas funerarias”, dicha hipótesis surgió tras uno de los primeros hallazgos importantes, la estela de Solana de Cabañas que aunque sin confirmar parece ser que apareció sobre unos restos humanos. La siguiente hipótesis está relacionada directamente con la economía, especialmente del periodo tartésico. Sin certeza clara, se piensa que pudieron ser marcadores territoriales, ubicadas en las rutas de trashumancia para el aprovechamiento de pastos, principal motor económico junto a la minería de los tartésicos. Pero sin descartar que pudieran servir de lindes de campos de cultivo en el rico valle del Guadiana, o bien en lugares estratégicos de paso de los comerciantes de productos mineros.  Por último destacar la vertiente religiosa, con el nacimiento de la supuesta sociedad tartésica, estas pudieron transferir cultos orientales y adaptarlos a las antiguas tradiciones de la Península Ibérica.

FIN DE TARTESSOS

El final de Tartesos se produjo en la segunda mitad del siglo VI a.C, momento en el que tuvieron lugar una serie de acontecimientos que afectaron a todo el Mediterráneo. En primer lugar, Tiro (metrópili de muchas de las colonias fenicias, entre ellas Gadir) se rinde en el año 573 ante los babilonios. En el año 546 Focea, ciudad griega de Jonia situada en la costa occidental de la actual Turquía, es conquistada por los persas. Asimismo, en el año 535 antes de Cristo, la flota focense se enfrenta en Córcega, en la batalla de Alalia, a una coalición de etruscos y cartagineses. En este choque Focea sale victoriosa, pero su flota sale muy dañada, lo que provoca la disminución de la partición griega en intercambios comerciales. Empieza entonces la supremacía de Cartago en el Mediterráneo occidental y puede decirse que Tartessos desapareció abruptamente de la historia.

Respecto a qué pasó verdaderamente con Tartessos, después del fin de su contacto con los Griegos podemos encontrar y analizar hipótesis muy variadas, desde la invasión, hasta la acción de un tsunami.

a)  Una de las primeras tesis que se manejan para explicar el fin de tartessos fue su destrucción por parte de los cartagineses. Sin embargo, esta suposición tiene algunos puntos débiles, como que el interés del dominio militar del suroeste de la península Ibérica por los púnicos, tiene lugar en el siglo III a. C, es decir, varios siglos después, cuando ya hablábamos de turdetanos para referirnos a los habitantes del bajo Guadalquivir. Esta tesis, una de las más importantes y más seguidas, sobre todo durante principios del siglo XX, defendida por el historiador Adolf Schulten (1870-1960)

b)  Otra de las teorías alude a la caída de Tiro. Es en este periodo cuando las fuentes escritas atestiguan la búsqueda de amistad entre los griegos, concretamente focenses, por parte del Rey Argantonio, quién les ofreció tierras, pues los fenicios no estaban ya en disposición de seguir proporcionando tantas riquezas. A partir de entonces, los helenos habrían roto el monopolio comercial que supuestamente tenían los fenicios . Siguiendo esta hipótesis, el final de tartessos se explicaría únicamente por factores externos, pues la falta de demanda de metales de Oriente, al caer Fenicia, sería la causa de la catástrofe.

c)   La última teoría considera que los acontecimientos del Mediterráneo, fundamentalmente la caída de Tiro, tuvieron cierta participación en el proceso vivido por la sociedad tartésica, que finalmente se derrumbó por causas internas. Según esta tesis, la estructura política tartésica se basaba en el control de la producción de mineral y de metal, pero tartessos dejó de ser el proveedor de los mismos para el mundo fenicio. De esta forma el poder que estaba centralizado hasta ese momento, inició un proceso de disgregación, pues ya no era necesario un dominio tan férreo sobre todo el territorio para organizar correctamente la producción y distribución de estas materias primas. Se formaron así varias zonas independientes gobernadas por distintos régulos

d)  Asímismo también se ha considerado la posibilidad del agotamiento de las vetas de minerales, fuente principal de su riqueza comercial.

 DE LOS TARTESSOS A LOS TURDETANOS

La transición entre tartesios y turdetanos, entre la primera y segunda Edad del Hierro, no se produjo de la noche a la mañana. Nos hallamos ante un proceso cuya duración ignoramos, en la en el que fueron variando las estructuras organizativas, sociales, económicas, políticas e incluso ideológicas desde el período orientalizante hasta encontrarnos con un pueblo íbero plenamente conformado: los turdetanos.

Podemos hablar de turdetanos desde el siglo VI a.C hasta la conquista de la Península Ibérica por los romanos. Los turdetanos eran un pueblo ibero. “Ibero” era la palabra con la que los romanos denominaban a los habitantes del sur y este peninsular. Aunque les adjudicaron varios nombres en función de su procedencia geográfica concreta: turdetanos, oretanos, ilergentes … , los agruparon bajo una misma denominación cómo si informaran un único conjunto, ya que compartían muchos rasgos culturales. Sin embargo, no siempre se aliaban y entre ellos podían surgir conflictos y enfrentamientos

Dentro del grupo de los libros coma los turdetanos siempre tuvieron un estatus especial y ocupaban quizá la mayor extensión de terreno que el resto. No obstante, en las fuentes clásicas, el término turdetano provoca cierta confusión. Para Estrabón este pueblo y los Túrdulos eran lo mismo; en cambio para otros escritores estos últimos se ubicaban más al interior de la Península.

Por otro lado, dependiendo del escritor clásico que nos fijemos, las zonas que ocupaban cada una de las poblaciones iberas variaban. Para Estrabón, la Turdetania comprende todo el Valle del Guadalquivir , pero las fronteras son un poco distintas según otros escritores.

La continuidad con el periodo precedente, es tan evidente que diversos autores opinan que turdetanos y tartesios son dos términos distintos para nombrar una misma realidad, con la diferencia de que El primero es un vocablo griego y el segundo tiene una procedencia Latina.

Sin embargo, la coyuntura social y económica respecto al periodo precedente era distinta. Se modificó con el paso del tiempo sin que eso signifique que fuera otro pueblo totalmente distinto. La estructura política de los turdetanos era la de “régulos” que gobernaban sobre un número variable de ciudades y su territorio circundante.

Por todo ello es imposible hablar de la desaparición de tartessos y desde luego, mucho menos pensar en un desvanecimiento misterioso o provocado por un cataclismo, ni creer que el final del período orientalizante y el inicio de la etapa turdetana, se produjeran de la noche a la mañana. Simplemente, las circunstancias y él contexto cambio, con lo que los habitantes del bajo Guadalquivir, debieron adaptarse al nuevo escenario. Los turdetanos son los descendientes de los tartesios, asentados en ese mismo territorio, pero con una situación sociopolítica y económica diferente. 


Vídeos

- Vídeo introductorio tartessos https://www.youtube.com/watch?v=8Yc_geCquCU

- Video introductorio que previo a la llegada de los Tartessos. Los señores de las estelas. Tartessos antes de Tartessos https://www.youtube.com/watch?v=dBhi-5lUBPA

- Vídeo del Tartessos en Extremadura ( a partir del minuto 20:25 hasta 24:00 "Cancho Roano" https://ibernexus.com/2017/02/15/tartessos-la-civilizacion-perdida/ 

- Vídeo breve Tesoro del Carambolo y Cancho Roano.https://www.youtube.com/watch?v=Wg6QIii9Kj0

- Vídeo donde se vincula la relación entre La Atlántida y Tartessos en el Coto de Doñana https://www.youtube.com/watch?v=nlk8X_t0EKM

- Vídeo "El primer reino de Occidente. Trata diversos aspectos de esta cultura:     

  • minuto 2:35. Tartessos y Doñana
  • minuto 8:37. Bonsor y su trabajo
  • minuto 11:10 Tesoro del Carambolo
  • minuto 12:35 ¿Qué fue Tartessos?
  • minuto 13:50. Estelas del guerrero
  • minuto 17:20. Escritura y lengua
  • minuto 18:25. Cancho Roano
  • minuto 21:20. Turuñuelo de Guareña

 https://www.youtube.com/watch?v=KYpKGS8L6I0

Conferencias

- Conferencia muy interesante sobre la historia de Tartessos del arqueólogo Sebastián Celestino "Una realidad histórica" https://www.youtube.com/watch?v=9KC_zV64oFI

- Conferencia también interesante "La primera gran cultura de la Península Ibérica" de Eva Tobalina https://www.youtube.com/watch?v=NoLfnKYrLHk

Lecturas


Buena página que explica el significado de las estelas del guerrero

Imágenes y ejemplos de diferentes estelas encontradas

Entrada de blog que explica el significado de la estela de Ategua en Córdoba

Mapas

- Mapa de zona geográfica de Tartessos

https://reader.digitalbooks.pro/content/preview/books/965/book/OEBPS/img/2391_27735_15.jpg


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoCj_gP7ZoqIfcchj5J2kWw9VpdrAJfwtNU3ADvzddAtHWaAv0ko9cnoJEWj0FpwulCpPJfPC-N9wzjgfUD5d1wCb3eqvAM9PhBj2goecKCTOmlwAjAKmPpTizb2ruEiVigqTFFNCRhXY/s1600/Tartessos.png

- Mapa de las colonias fenicias en el Mar Mediterráneo 

https://lh4.googleusercontent.com/-PKoBvUG3bTU/UZeHIUP3uzI/AAAAAAAAPgM/4Q3K3GbbpUQ/s800/FENICIA1.jpg

https://i.pinimg.com/originals/76/53/f8/7653f85211776e2b52c94bc375b40203.jpg

- Mapa de Andalucía Lago Ligustino

https://img.scoop.it/qET8xZJwMFtT7yA5SKnhejl72eJkfbmt4t8yenImKBVvK0kTmF0xjctABnaLJIm9

https://personal.us.es/fcojose/Distancias/images/lagoligur_golfotartessico.gif